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- Hola
- Hola K, qué hacés
- ... nada, estaba sola en casa y pensé en llamarte para que vinieras a cenar.
- Uhmmm. Creo que tenía partido con los chicos, pero me fijo, porque no era seguro.
- Sí, fijate. Mirá que tengo una botella de vino por acá
- ...
* * *
No, no lo planeé. Se dio todo naturalmente. Sabía que ibas a venir. Sabía que después de unas copas de vino iba a ser fácil acercarme a vos, desabrocharte un botón de la camisa, y otro, y el resto. Sabía que no ibas a poder pensar en nadie más cuando mi boca cortara tu respiración. No niego que disfruté jugar el papel de vampiresa colgándome de tu cuello. Y mis manos también son más rápidas que tu pensamiento, así que cuando bajé el cierre de tu pantalón, realmente había sacado mucha ventaja, pero te aseguro que todo fue natural, te lo repito, nunca planeé esta noche, ni la música, ni la luz, ni la comida, ni el alcohol. Fue una eventualidad también que hubiera mantenido cerca la cuchilla que me sirvió para cortar unas porciones de queso y que la hubiese usado justo en ese momento en que más hombre te sentías.
Fue una eventualidad, ya lo dije, pero tampoco es tan preocupante. De cualquier forma, no se perdió mucho. Si incluso mi gata no tuvo más que una comida.