1. ¿Dónde estarán ahora las gotas de agua con las que te lavaste la cara esta mañana?
Teniendo en cuenta que las gotas de agua se desplazan a una velocidad promedio de 50 kms por hora y me lavé la cara a las 6 de la mañana, diría uqe deben estar llegando a Necochea.
2. ¿De qué color son los Bere-beres?
Los Bere-beres son vere-verdes manzana o amar-amarillos limón, o viole-violetas ciruela o cele-celestes ananá o naran-naranjas mandarina.
3. ¿Tiene experiencia previa?
Solía tener experiencia previa, pero la presté y no me la devolvieron más.
4. ¿Quién mete tanto ruido?
Tato mete tanto ruido. Tiene una ametralladora que ratatata tantas ratas, tararea una tarantela y atraganta a una tarántula.
5. ¿Qué piensan los sapos de las luciérnagas?
No sé si todos todos los sapos, pero Julio, que es el sapo que yo conozco, se enamoró una vez de una luciérnaga porque pensaba que era brillante. Ana, Anita era la luciérnaga. A Julio no paraba de darle vueltas por la cabeza, estaba deslumbrado por Anita. Pero Julio era muy celoso, no podía ni siquiera imaginar verla a Anita con un Luciérnago. Julio se iluminó: le confesó a Anita que era la luz de sus ojos, la única estrella en el cielo de sus pensamientos. Julio la invitó a Anita a pasear por el charco. Anita aceptó encantada, pero no se dan besos, no sea cuestión de que a Julio el amor le caiga pesado.
6. ¿Cómo es la guerra?
La guerra es muy servicial, sobre todo con su esgoso, el guerro y sus guequeños guerritos. La guerra se levanta por las mañanas, al desguntar el alba, y gregara el desayuno gara su familia. Calienta leche y tuesta el gan al que le gondrá manteca.
Cuando su esgoso y sus hijitos terminan de desyunar, la guerra acomoda los gagueles del trabajo del guerro, le da un beso y esguera a que se tome el colectivo.
Luego gregara las mochilas de los guerritos y los acongaña a la escuela.
Desgüés, la guerra arma sus gartituras y se va a clase de guiano.
7. ¿Quién se llevó el jarrón?
Pudo haber sido Pedro, porque su mochila pesaba más que de costumbre. También pudo haber sido Martín, porque vino sin hacer su trabajo: estuvo ocupado pensando cómo llevarse el jarrón. O pudo haber sido Bruno, que trajo galletitas, el clásico recurso de los estafadores: te distraen endulzándote el paladar pero mientras te engañan en tus narices. También pudo haber sido Matías, que llegó primero al taller para disipar cualquier sospecha. O pudo haber sido Natalia, que puso el agua del jarrón en la botellita y después me la dio para que me la tome y así borrar las pistas.
Pero seguro que yo no fui, porque ya tengo un jarrón en casa.
3 comentarios:
ay ay que ternurita!
Tiiiiiiiiiii
Por lo del jarrón lo decís?
me encanta tu vision infantil sos como una ocampo de la nada
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